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Comunicacción, Indignado

DE LA INDIGNACIÓN A LA ESPERANZA, EL NACIMIENTO DE UN MOVIMIENTO GLOBAL

Os paso un artículo escrito como fruto de una colaboración con REVISTA FUTURO. Un proyecto que nació de una iniciativa periodística en un Instituto de Secundaria y que ha ido evolucionando en una revista que ha conseguido financiarse por crowfunding para la edición en papel de la revista en la que colaboramos varios colegas como Pedro Olazabal e  Inass Benjelloun.

20 de febrero, 25 de enero, 15 de mayo… no son solo días cualquiera en esta época convulsa que nos toca vivir. Son fechas que marcaron un antes y un después, un despertar, una acción, una protesta, un movimiento, una contestación, un acto de rebeldía…, una revolución. Fue una toma, una ocupación, un fuerte golpe en la mesa en el que las etiquetas de nuestra denostada memoria histórica, reconfiguradas en la actual situación política (psoe/pp, izquierdas/derechas, nacionalismos/centralismos, república/monarquía); advirtieron un fuerte temblor que los hizo envejecer súbitamente. Nació un ente social que lejos de aspirar a mayorías, se convirtió de la noche a la mañana en La Mayoría. Un ente, movimiento en este caso, que adquirió otras etiquetas, definiciones y autoafirmaciones inclusivas y esperanzadoras. Días en el calendario que rápidamente se convirtieron en una señal de identidad de un momento histórico.

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Da la casualidad que el despertar de la llamada “primavera árabe” coincidió con la decadencia de las sociedades desarrolladas y del bienestar, en especial en Europa y con el comienzo de una nueva era en la que las relaciones geoestratégicas de este, nuestro planeta, cambian a un ritmo frenético. La mal llamada crisis económica y financiera llegó en un momento álgido en el que la concepción del mundo desde nuestro enfermo eurocentrismo consistía en recorrer la infinita línea del crecimiento del barco mundial de la economía en el que nos erigimos capitanes. No es de extrañar, que la escasa regulación de un sector, el económico, del que depende buena parte de las transformaciones futuras, se convirtiera en una quimera que consume cual cáncer el sueño del que poco a poco estamos obligados a despertar.

Conexiones globales

Si el movimiento de los indignados rugía con voz propia en las calles de toda España y se convertía rápidamente en un movimiento global de contestación contra el capitalismo desacerbado, en los países árabes la indignación tenía el claro propósito de derrocar dictadores e instaurar un sistema democrático. No es, como nos hacen pensar los medios, que cada movimiento pacífico surgido en cada región del mundo tiene causas y motivos distintos. La lucha de un gazatí contra la ocupación israelí es la misma que la de un indignado por un sistema electoral justo o la de un marroquí por la libertad de expresión: Democracia Real.

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Y es que el verdadero virus que contamina el sistema es aquel que, regentando el poder, justifica un sistema para todos beneficiando del mismo a tan sólo unos pocos. Aquel que relega de sus responsabilidades con los ciudadanos y ciudadanas y crea un sistema de clases amparado en una mal llamada y maldita democracia. Puede que los objetivos para restaurar el sistema sean distintos en un sitio u otro, pero el sentir mayoritario de la población, para infortunio de los gobernantes, es que la ciudadanía ama el sistema y quiere que este funcione. Una ciudadanía convencida y defensora de una democracia del pueblo y para el pueblo.

En unos meses pasamos de afirmar que en España no existía sociedad civil a contemplar un big bang generador de toda una sociedad interconectada, hiperactiva y organizada. En los países árabes, han pasado de ser unos radicales violentos sometidos a las potencias occidentales -nótese la ironía-, a reivindicar pacíficamente una relación de iguales. Un lenguaje común que la ciudadanía global está comenzando a escuchar de una manera mayoritaria y que, como afirmó el New York Times tras las protestas de Seatle, la convocatoria del 15O y las nacientes interconexiones globales entre los movimientos pacifistas de todo el mundo, convierten a la sociedad civil en una nueva potencia mundial.

El 15M no ha desaparecido pero, lamentablemente, no aparecerá nunca más con la fuerza con la que nació. Serán otros, en otro formato y con otra imagen, pero habrán surgido de las cenizas del mismo. El 15M, inestable, joven, sin experiencia y difuso estaba destinado a morir de éxito. Pero gracias al mismo, el movimiento, pero sobre todo sus ideas y aspiraciones, han arraigado con fuerza en sectores y poblaciones que nadie pensó que pudiera hacerlo. Sus formas de proceder, su horizontalidad, sus herramientas de democracia interna, sus ideas y propuestas recorren fuera de los grandes medios, las redes de comunicación de todo el mundo. Sus miles de grupos nacidos al calor del mismo se han diversificado hasta el infinito y su expansión política ya alcanza instituciones públicas, partidos políticos, organizaciones sociales, movimientos ciudadanos, universidades y centros de pensamiento que llevan a la práctica nuevas formas de organización políticas y propuestas para el cambio social.

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Esa deslocalización, descentralización y el trabajo en red ha transformado el movimiento y le ha permitido sobrevivir. Las fábricas, comités de trabajadores, oenegés, jornaleros, ganaderos, estudiantes y partidos políticos se organizan en la actualidad como lo han visto en la tele. Como lo han vivido en las plazas, como el 15M les ha enseñado.

De la fiesta pacifista a la lucha noviolenta

En la sociedad dinámica en la que vivimos, los abusos llegaron y los abusadores nos representan impunemente en nuestros gobiernos, instituciones públicas y sociedades. Este no será un sacrificio necesario, porque sabemos hay otro modo más justo, más ético y más democrático de proceder; es en cambio, un insulto y un castigo colectivo el que nos están afligiendo y que no debemos dejar impune.

El 15M, así como otros movimientos pacíficos por todo el mundo, se inspira en las luchasnoviolentas que a lo largo de la historia han conseguido victorias, pero que no siempre han cosechado éxitos. No hay que confundir un movimiento pacífico de lucha noviolentacomo el movimiento del Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel, con un movimiento, a mi juicio, pacífico y reformista como el español. Queríamos al sistema, pero uno que funcionara para todos con justifica social y equidad. ¿Y qué si al conseguirlo, dista mucho del que nos jactábamos disfrutar hace 5 años?, ¿Y si para ello tenemos que renunciar a un modo de vida del que duramente estamos dispuestos, aún en la peor de las circunstancias, desprendernos?

Los fallos de un sistema fallido están alcanzando niveles nunca vistos de desigualdad, mala distribución de la riqueza, explotación de recursos y destrucción del medio ambiente. No basta con conseguir ciertas reformas a través de una original contestación en la calle de forma pacíficamente abusiva. El viraje de ciertos sectores del 15M hacia posturas radicales de contestación pacífica y encaminadas hacia a un cambio estructural, como es el caso del 25S (Rodea el Congreso), el movimiento Yo No Pago, el de Ocupa tu Banco o las marchas obreras del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores), son un claro ejemplo de lucha pacífica que pone en evidencia las incoherencias del sistema y que impulsa la batalla por recuperar la dignidad perdida de una forma más eficaz aunque, todavía, minoritaria.

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Hemos pasado en pocos años de la indignación, a la esperanza y de ésta a la frustración y el suicidio colectivo como sociedad por confiar en un sistema descontrolado. Los egipcios, palestinos, sirios y nepalíes, chilenos y venezolanos, americanos y españoles, brasileños y senegaleses nos han mostrado una ventana abierta a un cambio global. Las demandas a nuestros gobiernos no han encontrado respuesta sino opresión y castigo. Las sociedad civil se está alzando como un nuevo actor de características globales con una demanda común y solidaria como una oportunidad que no podemos permitirnos perder.

 Todas las fotografías son propiedad del autor  ©Javier Díaz Muriana

ARTÍCULO ESCRITO PARA “REVISTA FUTURO”. Puedes compartir – copiar, distribuir, ejecutar y comunicar públicamente esta obra bajo las condiciones de la siguiente licencia:

http://revistafuturo.cu.cc/de-la-indignacion-a-la-esperanza-el-nacimiento-de-un-movimiento-global/

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