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Calladitos se os expulsa mejor

Esta mañana, los compañeros de EFE en Jerusalén, publicaron ésta información: La Asociación de la Prensa condena la agresión de soldados israelíes a periodistas palestinos, de la cual se han echo eco medios como El Mundo.

 

Tristemente, no es nada nuevo y ocurre cada viernes en las manifestaciones que tienen lugar en lugares como Bill’in, Qalandia, Ofer o Nabi Saleh. Hace ya unos meses, mientras me encontraba en Ramallah, publiqué ésta información. La cual sirvió de apoyo al boicot que se realizó a la Asociación de la Prensa de Granada por albergar en sus instalaciones una exposición de la Casa Sefardí y que terminó como muchos recuerdan, con la dimisión de su presidente por otro asunto bien distinto.

El ejército de Israel sigue perpetrando violaciones de derechos humanos a mansalva. Entre ellos, el derecho a la información, la libertad de expresión y de comunicación de los informadores que allí se encuentran, en especial, de los palestinos y palestinas que cada día se juegan el tipo cubriendo las manifestaciones contra el muro, y que son acosados y acosadas por realizar un trabajo fundamental para la sociedad.

Pero no sólo los que se encuentran allí, sino también los que intentan acceder como periodistas extranjeros en Israel. Ni abogados ni periodistas lo tienen fácil para entrar en Israel. Recuerdo una amiga que llegaba a visitarnos un par de semanas. Era su primera vez en el estado judío. Estuvo retenida más de 10 horas en el aeropuerto, sin contar las cientos de preguntas personales e íntimas, registros, cacheos… Su único delito: ser periodista y tener un visado de Estados Unidos como profesional, de una vez que trabajó allí. No hay protocolo establecido ni leyes escritas. No hay procedimiento legal para impedir entrada ni a activistas, ni a internacionales con éstas profesiones. O, al menos, no es público.

Por otra parte, no hay manera de entrar en Cisjordania sin sortear los controles israelíes o sin pisar antes tierras ocupadas por Israel. Por tierra, mar o aire, no hay acceso que se le escape. Así que el único escape es entrar «destrangis» o solicitar un visado de periodista a las autoridades israelíes con el respaldo de algún medio de comunicación. Si eres freelance, te recomiendo la primera opción.

Pilar Cebrian, publicaba ésta información en su blog, días después de haber vivido la censura al cubrir las manifestaciones en Hebrón y haber sido grabados por las cámaras del ejército israelí, como unos terroristas antisemitas sospechosos de cometer algún crimen contra el estado de Israel.

Los atentados contra los derechos humanos por parte de Israel a la población Palestina van en aumento y es significativo el incremento de esta censura a los medios palestinos e internacionales con el aumento de los asentamientos y colonias en Cisjordania, principalmente en el Valle del Jordán y muchas áreas de Jerusalén Éste como Silwan o los barrios de Beit Hanina o Shuafat.

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